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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Otoño en Cuenca







Después de muchas entradas sobre la actualidad y los problemas de "este nuestro país" (antes llamado España), y como entramos en Otoño, me he puesto nostálgico (que no melancólico) y gracias a una entrada preciosa de La Arquera Alawen en su blog sobre el Otoño, me he puesto a pensar en mi querida tierra.

Cuenca es una de esas ciudades de Otoño que quedan por el mundo. Con historia, que se huele en las calles de su ciudad antigua, casco histórico medieval que resiste el paso del tiempo y las acciones de los hombres.



En Otoño es cuando un gazpacho manchego o un morteruelo entra en el cuerpo y lo transforma, pleno de energía,y, si se come con moderación, en disposición de volver a acometer las cuestas y las escaleras de piedra de su ciudad antigua.

El Júcar, se mece entre los chopos que se vuelven dorados conforme van sintiendo que llega el invierno y todo se adormece, como el río, como las hojas que caen despacio, como los conquenses que se desplazan por su ciudad sin prisa, sin agobios, viviendo despacio.




Las casas, que se asoman al barranco observan al río y se hacen uno con él. Mientras cae la tarde, los abuelos o las madres van a recoger a los "guachos" y compran un cucurucho de castañas cerca del parque de San Julián y dejan que sus retoños se "desasnen" corriendo y jugando con otros chiquillos de su edad, bajo la mirada vigilante pero tranquila de sus mayores.; y las abuelas van a misa o a rezar un rato en la ermita de la Virgen de las Angustias.

Y ciando la Torre de Mangana da las siete y media, se van recogiendo para empezar a preparar la cena caliente, serrana, manchega, alcarreña y en familia, que permitirá un sueño tranquilo.



Y mientras, "tantálicas" como diría Federico Muelas, Las Casas Colgadas cierran el museo, un oasis de modernidad en un lugar tan antiguo pero no anticuado, gastado pero no podrido y dejan que sus cuidadores se vayan a la Plaza Mayos, junto a los arcos y las vidrieras de su catedral gótica, y se toman una copita de resoli que endulza y calienta el cuerpo mientras piensan en la próxima Semana Santa donde volverán a sacar a la calle, devociones, promesas, sacrificios, penitencias y tradiciones, con los capuces (capirotes) y las tulipas como sus casas: mirando al cielo.

Cuenca en Otoño

Las hojas de los chopos se desprenden
en copos de dorada sinfonía
la tarde se termina en agonía
y aromas a castaña se aprehenden.

El río, perezoso,  el agua extiende,
y los pinos verdean la Serranía.
Entre ellos el curso se desvía
llegando al casco urbano displicente.

Las casas que en cielo se contemplan
colgadas de la noche de los hombres
acogen a mujeres y retoños.

El Sol, en el ocaso, solo templa.
Y no hay hombre cabal que no se asombre
al ver lo hermosa que es Cuenca en Otoño

(Soneto compuesto como homenaje a Federico Muelas, que tanto cantó a su y mi ciudad, con versos mucho mejores que estos)

Y sean buenos...si les dejan; y si no les dejan visiten Cuenca en Otoño y verán como encuentran un oasis de paz

9 comentarios:

  1. A Cuenca Fui, Un Cálido Verano,
    A Patear Sus Calles Y Escaleras,
    Y A Conocer "Delicias Gastromeras",
    Con Botella De Agua En Cada Mano-
    Era En Fiestas, -Muy Bien Lo Recuerdo-
    Y El Recorrido Mereció La Pena...
    Que Es Ciudad En Donde No Me PIERDO,
    De Recia Gente Y Cocina Muy Buena.
    Mágicos Son Entornos Y Paisaje,
    Guardo Especial Recuerdo Del Viaje.

    Y Como A Cuenca, CHAFACHORRAS, Te He Cantau,
    (Aunque Muy Corto Sé Que Me He Quedau),
    Aplauso, Abrazo, Brindis Y ¡¡RIAU RIAU!!

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    1. ¿Verdad que es bonita?
      Y es cierto, se come de p.m.
      aunque hay que tener un estómago "de Bilbao" para comer todo lo que pueden ofrecer.

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  2. Lo mio es muy grave. No conozco Cuenca.
    He estado por visitarla varias veces pero siempre han surgido inconvenientes que lo han impedido.
    Espero, mas bien pronto que tarde, hacer un viaje para verla y disfrutarla.
    Saludos.

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    1. Pues si algún día se acerca, vaya en Otoño, es cuando más bonita es.

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  3. Tengo que ir a conocerla.

    Lo prometo.

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  4. Recuerdo mi visita a Cuenca, allá por 1977. Una maravilla. La visita fue en Marzo y realmente me encanto todo. Fue la primera vez que probé el pescado de río (Truchas) y ese plato me gusto.
    Volveré.
    Un saludo

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    1. Pues Cuenca le esperará como siempre, semidormida en el letargo de una ciudad de provincias, y con su gastronomía preparada para despertar a un zombie (de esos que están tan de moda a hora)

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  5. Acabo de descubrir su blog, una inmensa alegría para mi. ¡¡¡¡¡¡Pero además es usted conquense!!!!!!!! Toda mi infancia, adolescencia y juventud transcurrieron en su maravillosa ciudad. Gracias a las constantes visitas a abuelos, tíos y primos. Volvi a enterrar a la abuela Flora. Tengo que volver con mis hijos, y cuando lo hagamos, les leeré sus palabras. Porque Cuenca es única

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    1. Sí amiga Pilar, soy conquense.
      Vivo en la capital (bueno en un pueblo de la sierra de Madrid que es lo más parecido de por aquí a la serranía conquense) por circunstancias de la vida pero soy conquense.
      Espero que esta su casa le siga dando alegrías aunque me conformo con aportarle un poco de sentido del humor, eso sí en verso.
      Un abrazo

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Debido a que en una sola mañana el troll de los cojones ha hecho 25 comentarios insultantes y anónimos, he decidido por un tiempo moderarlos.
En cuanto este majadero se canse (que poco tardará) volveré a dejar el comentario libre, que es el verdadero espíritu de esta bitácora.
No obstante siéntanse libres para decir lo que quieran que a este pollino se le conoce enseguida

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